Quien más o quien menos habrá visto en casa de sus abuelos o en alguna feria local alguna lata vieja de colacao o de otro producto que nos conduce muchos años atrás, al comienzo de la publicidad en color.Ahora que las nuevas tecnologías dominan casi la totalidad del comercio y el mundo audiovisual, esos carteles realizados en papel litografiado nos muestran una forma muy diferente de vender el producto de una forma gráfica y con un mensaje sencillo.
Junto a la idea del recuerdo, podemos pensar que estos carteles, por su colorido añadía un toque alegre a la vida cotidiana de la mayoría de la población. Hay que recordar que hablamos de los años 20 hasta los años 60, donde los salarios de los jornales eran bajos, las jornadas de trabajo intensas y donde se vivía con la contaminación de los humos de las fábricas en las grandes ciudades industriales. El resultado podría haber sido un mundo gris salpicado de color.
La publicidad de entonces no le daba la espalda a las tendencias artísticas del momento, por lo que se puede apreciar en muchos carteles cómo se utilizaba la iconografía más típica del modernismo, con muebles característicos o formas de representar a la mujer. No podemos negar que la publicidad ha estado presente desde siempre en nuestras vidas, por lo tanto, estos carteles muestran un arte cotidiano de lo más auténtico.
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