Este artículo, dentro de la sección "Arte en tu ciudad" está dedicado a las personas que se han conectado desde Elche.
Qué mejor monumento los representa que la Dama de Elche, un busto ibérico del siglo IV, quizás V. Su indumentaria es totalmente íbera. Lleva túnica blanca de fino lino, mantilla sostenida por una peineta (que puede parecer una tiara), que cae atravesada sobre el pecho. Aunque ha perdido gran parte de los colores originales, todavía quedan restos de policromía en la mantilla, que era roja. La mantilla queda cubierta por un manto de tela gruesa y pesada de color azul. Los labios conservan también restos de su color rojo. Está hecha de caliza fina, amarillenta y la cara tiene el color natural de esta piedra, que es el color de la tez española. En la parte trasera de la escultura aparece un hueco, como el interior de una hucha, típico de esculturas que representaban a deidades, donde se ponían reliquias en su interior.
Cuenta la historia que el 4 de agosto de 1897, los agricultores del doctor Campello de Elche se hallaban tomando su almuerzo, mientras el zagal Manolico seguía en el terraplén del montículo de La Alcudia. En un golpe de azadón (propiedad de otro trabajador, Antonio Maciá) se dio cuenta de que topaba con algo duro que no era tierra. Llamó a los hombres y entre todos empezaron a escarbar la arena. Así fue cómo apareció el busto de la Dama de Elche. Desde ese momento fue bautizada por Manolico como reina mora.
En la versión oficial recogida por Pere Ibarra, fue Antonio Maciá el que dió el golpe de azadón.
Si quieres ver el busto original de la Dama de Elche, tendrás que ir a Madrid, al Museo Arqueológico Nacional de España.