Mujer con sombrero de Plumas (Pablo Picasso)
No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único importante.
Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, con su viejo sombrero de plumas rojas y amarillas. Suspira airosa, posando la mirada en cada uno de los clientes. Finalmente se acerca a su mesita y se sienta delante de su taza de café vacía. Los clientes la miran, sorprendidos. No saben de qué habla. Ella se quita el sombrero y arranca una por una las plumas.
Si no estamos alertas, otros nos arrancarán las plumas, como yo a este viejo sombrero. Si no estudiamos nuestro propio futuro, ¿cómo vamos a encontrarnos? Si no pensamos lo que leemos ¿qué nos ordenarán sin que sepamos? Estoy harta de decirlo, no perdamos el control. Mi vida es mía, la forjo yo. Yo arranco las plumas de mi viejo sombrero y modelo mi futuro inmediato. No voy a dejar que mis plumas las arranques tú, dijo de manera impetuosa.
Un hombre frente a ella vio el dedo índice enguantado señalando hacia él, y del bote que pegó del susto, tropezó las rodillas con el bajo de la mesa. Su taza de café se viró, el líquido cayó y su pantalón manchó.
Doña Rosa lo miró, sonriendo, triunfante. Voy a comprarme un sombrero. Si me acompañas, quizás te ayude a elegir un nuevo pantalón.
El señor, algo enfadado, un desdén le dedicó, antes de salir del café y esperarla fuera.
Doña Rosa pagó y alzando su mano enguantada, de todos se despidió.
Microrelato: Sombrero de Plumas
De la autora del blog.
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