Much@s se preguntarán qué puede tener en común el deporte con el arte cotidiano. La respuesta puede estar en otras artes. El deporte aparece en muchas series de televisión, en cine, en cómics, en dibujos animados, etc. Pero por si sólo también puede convertirse en arte.Y si les digo que algunos deportistas se mueven con la agilidad de bailarines.
El domingo, 6 de junio, pudimos ver la final del Roland Garros entre Rafa Nadal y su contrincante Roding Soderling, con victoria de Nadal por 4-6. 2-6. 4-6. Lo interesante de la retransmisión de este partido es que se captaban imágenes a cámara lenta, por lo que podíamos apreciar algunos movimientos muy interesantes de los jugadores. Un ejemplo fue el giro de hombro de Nadal, creando un círculo de 360º con la raqueta por encima de su cabeza. O el movimiento en espiral al captar una bolea baja. Su contrincante tampoco se quedó corto en algunos movimientos, dado que con sus largas piernas podía llegar con facilidad de un lado a otro del campo, ofreciendo unos estiramientos increibles.
Si eso no es arte en movimiento...
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