LOS GATOS ARRINCONADOS

Un lugar donde los bohemios escapan de este mundo de locos

lunes, 22 de noviembre de 2010

Contadores y contados

Si para algo sirve añadir un contador a una página web o a un blog, no es tan sólo para saber cuánta gente consulta la página, sino también desde dónde se han conectado. Por suerte, a este blog se conecta gente de distintos lugares del mundo, sobre todo de Europa y América.
Como homenaje a tantas personas de distinto origen, nace una nueva sección en este blog: "el arte en tu ciudad". Poco a poco iremos publicando de forma aleatoria notas de interés artístico y cultural de distintos sitios.
Como hay que empezar por algún sitio, se han tomado dos lugares bien distintos. Por un lado la ciudad de Benavente, en la provincia de Zamora (España). Cruzando el charco, Iquique, perteneciente a la Región de Tarapacá, (Chile).
De Benavente les mostramos el arte de una pintora local, Almudena Pintado. Una artista autodidacta, con una breve, pero intensa trayectoria que la ha llevado a exponer, no sólo en distintos lugares de España sino también en Colombia, Francia, México, Argentina, USA...

Almudena Pintado tiene una pureza de líneas en sus trazos y un equilibrio en el colorido de sus cuadros que los hace muy llamativos.
De Iquique lo que más nos llama la atención son las ciudades fantasmas dejadas por la industria salitrera. De este modo, mostramos el ejemplo de la ex-salitrera de Santa Laura, una industria y un pueblo abandonado y oxidado, cuya construcción data del año 1872.
Por aquel entonces la sal se extraía mediante el uso de vapor de agua. Una técnica pionera de un chileno que fue exportada a otras partes del mundo.

Aunque sólo se conserve el esqueleto y algo de piel, sigue siendo un edificio elegante e impetuoso. Lástima su estado de conservación.

Vende el "huasito" sus vacas,
sus caballos ensillados
porque dicen que en el Norte
ganan plata a puñados.
P'al Norte me voy, me voy
p'al Norte calichero
donde seré un caballero,
de bastón y de "tongoy".
(Canción popular en la época de los enganches. )

Santa Laura cerró sus puertas a comienzos de la década del ´60, cuando ya la sal había dejado de ser un negocio millonario.

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